miércoles, 25 de noviembre de 2009

"Los marroquíes tienen que tomar conciencia de sus derechos y reclamarlos" MOHAMED SERIFI VILLAR


MOHAMED SERIFI VILLAR


"Los marroquíes tienen que tomar conciencia de sus derechos y reclamarlos"


18/11/2009

Texto y Foto:

Ferdaous Emorotene-Tánger.

Mohamed Serifi Villar es el coordinador local de Unicef y del Fondo de Naciones Unidas para el norte de Marruecos. Fue condenado durante casi 20 años a cadena perpetua por defender las libertades.
Serifi nació en Tánger, de madre española y padre marroquí, "una contradicción" por nacimiento como comenta a nuestro diario. En esta entrevista, cuenta su lucha fuera y dentro de la cárcel sus pensamientos así que sus ambiciones.

-¿Cómo se vivía en una casa en la que convivían dos religiones?

-En casa, mis hermanos seguían con la religión cristiana impuesta por un musulmán, hemos vivido así sin tener ninguna diferencia entre todos mis hermanos. Mi padre imponía a mis hermanos cristianos que fuesen a la iglesia los domingos como respeto a la memoria de su difunto padre y también por respeto a mi madre.
Por eso, me he pasado desde mi adolescencia y juventud a un término ideológico, el comunista, comunista y sin tener fronteras entre países es internacionalista, es ser tolerante, es considerar que la religión es algo muy personal y secundario en el desarrollo humano y eso lo que me ha salvado de esa contradicción interna y he podido convivir con el islam, el cristianismo y el judaísmo y respetar las religiones sin ser absoluto religioso.


-Fue encarcelado durante 18 años...

-Entré en la cárcel por esta contradicción. Ya nací republicano, ya nací digamos con una adhesión a una idea de la libertad y el respeto humano, con una idea de lo que es una república. Nací con un pueblo en rebeldía, con una madre que me contaba lo que ocurrió en España, con gente que había venido de España, gente republicana, los anarquistas, que fueron nuestros verdaderos maestros. Nací con los amigos de mi padre republicanos que trabajaban en el puerto. Mi padre era también un resistente en el protectorado.

De muy niño me llamaban ‘el comunista’ de la familia. Nací con algo muy importante y con una sensibilidad en contra de la injusticia y de todo lo que es impedir al otro de existir.

Luego está si tú aceptas quién eres, tienes una conciliación contigo mismo, estás en paz con los hombres, estás porque admites lo que eres y no tienes luego ningún arrepentimiento de haber sido quién eres. Me he pasado 18 años en la cárcel, dos años en la clandestinidad, condenado a perpetuidad por ser republicano simplemente y nunca he sido violento, la violencia no existía en nuestros pensamientos, lo que existía es la lucha de ideas esas contradicciones, lucha contra la injusticia, pero lucha en organización estudiantiles.

-¿Y cómo era Tánger en esa época?

-Tánger por su posicionamiento geográfico por las comunidades diferentes que han vivido en Tánger, por las relaciones que hemos tenido con la minoría judía, con los cristianos, con la convivencia real que hubo. Aquí en Tánger nunca hubo el Melah (barrio donde viven los judíos), por ejemplo, en Tánger ser judío o cristiano o musulmán no le teníamos como diferencia, que nos unía es la amistad, las comidas conjuntas la vida de todos los días.

Por otro lado, que Tánger habiendo vivido un periodo de internacionalidad, ha vivido otra experiencia. Además de eso, ese pequeño desencuentro desde el 1956 con la monarquía fue considerado por la monarquía que Tánger y la parte del norte como la parte rebelde por la historia con Abdelkrim Khattabi.

Realmente, el tangerino y la gente del norte tienen esa diferencia y ese orgullo de ser diferente hasta en lo que concierne la política. Aquí estamos más cerca de Europa, cerca de las ideas. Por ejemplo, yo de pequeño ya sabía lo que era el Frente Popular Francés, ya sabía lo que era el periodo republicano y ya sabíamos qué era la Brigada Internacional.

-¿Cuántas lenguas habla usted?

-Hablo árabe, español, inglés, italiano y un poco de catalán. Tánger en sí misma era una escuela de lenguas. El italiano, por ejemplo, se me impuso, y siempre cuento esta anécdota: La culpa es de Gramsci. Estando en la cárcel recibí los escritos de Gramsci en italiano yo no hablaba ninguna palabra de italiano en aquel entonces, y me puse a aprender el italiano porque tenía que leer ese libro y de allí a comprar libros y ya hablo la lengua italiana, pero no la hablo como el español porque es mi lengua materna, pero sí puedo mantener una conversación.

-Creo que fue el primer encarcelado al que le permitieron casarse dentro de la cárcel.

-Tenía 18 años cuando obtuve mi bachillerato. Dos años antes había conocido a una chica que tenía 15 años, nos enamoramo a muerte los dos, estuvimos los dos encarcelados, ella condenada a 5 años, de prisión. Ya liberada, le dije ahora tú vas a hacer tu vida y me dijo: "Yo me quedo contigo". Y hemos seguido juntos hasta este momento.

Allí empezó esa lucha dentro de la cárcel. Llegamos a imponer que teníamos una humanidad al nivel de estudios, en recibir los libros, teníamos también una intimidad humana de querer amar, de querer ver, porque cuando estuvimos en los primeros calabozos, teníamos una banda sobre los ojos, durante 2 años. El derecho de ver. De vivir y todo eso lo llegamos a imponer en la cárcel todavía sigo con la misma mujer, con rabia.

-Si no se hubiese entrado usted y su esposa en la cárcel, ¿cómo creen que sería su vida?

-Mi madre siempre se culpaba de haber estado en la cárcel, porque en 1969, cuando obtuve mi bachillerato, conseguí una beca para terminar mis estudios en Cuba, pero mi madre sabía que si me iba a Cuba y a América Latina, donde todavía no habían asesinado al Che Guevara, ya me quedaba allí... Mi madre se opuso y terminé mis estudios en Marruecos. Pero creo que si no hubiese ido a la cárcel, quizá hubiera estado en un pelotón de ejecuciones porque en aquel entonces la lucha era frontal.

Encuentro a gente que ha estudiado conmigo y que han sido doctores, profesores, ministros y, realmente, si algo me enorgullece de haber pasado por la cárcel es no haber sido todo eso sino que he seguido mi trayectoria.

Muchas personas me han dicho que he perdido casi 20 años de vida en una habitación de 50 metros por 20 y yo les pregunto: ¿Y tú que has conseguido? ¿Más dinero, tienes una casa y un coche..? Entre el ser y el existir existe algo muy importante, la riqueza es una riqueza interna, no externa, así que estoy satisfecho y si tuviera que hacerlo de nuevo (volver a la cárcel), lo haría por supuesto.

Cuando has luchado y lo has hecho con alegría en contra de una injusticia, aunque hayas recibido muchos sufrimientos siempre te quedas con que cuando estabas en esa lucha, lo hacías porque estabas convencido y lo hacías por una causa enormemente humana y justa.

Y si sigues creyendo en esto es como un pestañeo de ojos. Para mí, los 18 años en la cárcel han sido como un abrir y cerrar de ojos, pasó en la vida, no pasó fuera de la vida, no pasó entre paréntesis, es vida también en la cárcel, es vida muy bella porque en la cárcel estás enfrentado a ti mismo y no al otro. Allí tienes que tener un espacio dentro de tí para entrar, si no lo tienes ya realmente enloqueces y te desesperas.

-¿Cree que la juventud de hoy se interesa en la vida política como su generación?

-No, yo pienso que se ha hecho todo a través de esas represiones que no iban equipados con el delito cometido. Por ejemplo, había compañeros que distribuyeron únicamente un panfleto y tuvieron 20 años de cárcel. Todo eso ha llevado a una progresiva despolitización de los jóvenes. Supongo que es responsabilidad del Estado y también de esa corrupción internacional que habido en separar la juventud de una participación real en la vida pública, y no diré la política... crear artificios de interés para la juventud, como la droga, en la prostitución, esa vida que progresivamente creó la idea de que hoy en día estamos más interesados en lo material.
Pero los jóvenes también tienen una capacidad de lucha enorme en otros valores que son necesarios para ese compromiso político. La juventud intenta por todos los medios en el pequeño espacio que le han dejado para acercarse a la música humana, al amor, a la amistad...

-¿Algo que le gustaría cambiar en la vida de los marroquíes?

-Simplemente que cualquier marroquí mujer o hombre sepa que le ampara un derecho nacional y un derecho internacional, y que tengan la capacidad y la voluntad de reclamar sus derechos.

Que tienen deberes pero también que tomen conciencia de que esos derechos son amparados por la sociedad internacional y son amparados por las leyes locales.


-¿Serifi, es de origen rifeño?

-Realmente no soy rifeño ni del este, todo el mundo desde que estuve en Rabat como estudiante me decían que era del Rif o de Oujda. Soy tangerino, mi padre era 'jbli' (es como se denomina a los marroquíes de esta zona) pero todo el mundo comparte la misma idea y siempre me lo han preguntado.

Pero, tengo algo de rifeño en lo que se refiere a la actitud. Por ejemplo, para mí AbdelKrim Khatabbi es alguien que está integrado en mi vida cotidiana, representa la resistencia contra la injusticia cotidiana y en contra de todos los opresores y de todas las injusticias.

Ha sido un poco todo eso lo que me ha identificado directamente con 'ser rifeño’. Rifeño, entre comillas, normalmente se asocia con el concepto de luchador, altivo, son esos valores comunes a la gente del norte normalmente.